sábado, 3 de noviembre de 2012

Mi jornada, hasta ahora, educando en casa.

Mis hijo mayor tiene cuatro años, y la pequeña tiene uno y medio. Mi esposo y yo decidimos educarlos en casa hasta la edad que considerásemos apropiada, hasta los 6 años, o tal vez sólo la primaria, podría ser hasta la secundaria, aún no lo sabemos.

Hemos estado estudiando en casa (porque todos lo hacemos) desde hace aproximadamente un año, aunque los cursos formales, con temario y libros de texto, iniciaron apenas en agosto.

Al principio, el homeschooling era un sueño lejano, un plan B, algo que había escuchado y me encantaba, pero tenía temor de llevar a cabo.

Conforme mi hijo fue creciendo, y la hora de ir a la escuela se acercaba, me parecía más real el educar en casa, poco a poco se fue convirtiendo en algo serio, casi necesario. Me resultaba poco natural hacerme a la idea de ir a depositar a mi hijo en las manos de unos desconocidos, dejarlo por horas sin saber quién, qué o cómo le instruían. 

Cuando llegó el momento del maternal, y con una hija de pocos meses de nacida, cedí a la presión social (sí, las mamás también la padecemos) y envié a mi hijo mayor a la guardería. Primero un par de horas y luego toda la mañana. Pero si a mí, con todo el bagaje cultural de una sociedad que manda a sus hijos a ser cuidados por terceros, me parecía poco natural enviarlo, imagínense al pobre niño que no sabía cómo es que había terminado ahí. No le gustaba, no lo disfrutaba. Por lo que él mismo me contó, creo que le estresaba estar en un ambiente tan poco controlado: muchos niños, poca disciplina.

Le pedí a Dios que me guiara, no quería tener a mi niño sufriendo, pues desde que se despertaba lo primero que me decía era "Hoy voy a la escuelita?" con tanta angustia que me partía el corazón. Después de 20 días la aventura de "la escuelita" terminó, Dios me respondió, me hizo saber que yo podría, que si Él me había enviado a esos dos pequeños era porque sabía que yo los amaría y haría lo mejor para ellos.

Leí algunos artículos en revistas especializadas, en internet y seguí mis instintos maternos: el niño era muy pequeño para empezar la escuela. Le daría una segunda oportunidad más adelante.

Por aquellos tiempos a mi hijo no le interesaba ni siquiera colorear, le ofrecía libros y crayones y él prefería seguir con sus carritos (de ahí el apodo McQueen). Así que poco a poco fui ideando actividades estructuradas que llamaran su atención. El internet es una bendición, existen infinidad de recursos para que los niños trabajen la motricidad fina y gruesa, la creatividad, el desarrollo del lenguaje, etc.

Durante diez meses estuvimos trabajando de manera informal, de acuerdo a los intereses de mi hijo, cuidando de no sobrecargarlo de información, leyéndole cuentos y dejándolo manipular diversos materiales. Después llegó la hora del kinder, todos me preguntaban si ya lo había inscrito en alguna escuela, pero yo respondía que no, que no le gustaba, y que estudiaríamos en casa. Algunos se mostraban desconcertados, otros suspicaces y, muy pocos, curiosos. 

Decirle a mis familiares que hacemos homeschooling ha sido la parte más difícil de éste. Siempre he sido una persona seria, que no da de qué hablar, así que no enviar a mis hijos a la escuela ha sido lo más controversial de mi existencia. No he disfrutado esa cara del homeschool, pero sabiendo que hago lo correcto ante los ojos de Dios, tengo que mantenerme firme. Lo veo como una especie de apostolado.

En la realidad diaria, educar en casa me ha resultado muy satisfactorio. Como en todo, hay días excelentes y hay días que sólo quieres que terminen, para iniciar mañana, renovados y sin malos humores. Ver a mis hijos aprender es una verdadera maravilla, no hay palabras para describirlo, ni para agradecerle a Dios esta oportunidad.

Siempre he estado ahí para ver a mis hijos sonreír por primera vez, para ver su primer diente, para verlos gatear y caminar, para escuchar su primer palabra, su primer frase, leer su primera palabra. Es una bendición que no muchos tienen, y por eso estoy profundamente agradecida.

Respecto a el nivel académico, muchos se sienten recelosos del Homeschool, puesto que hay padres que dan prioridad a la creatividad, al arte o los deportes. Nosotros somos más tradicionales, preferimos centrarnos en lo espiritual y lo objetivo. En dos meses, McQueen terminó el curso de inglés que se suponía debía durarle todo el año escolar. 

De manera impresionante ha adquirido un gran gusto por colorear, mejorando drásticamente en semanas. Recorta de manera excelente y tiene mucho más control de sus movimientos.

Ha habido días pesados, sería irreal afirmar lo contrario. Hay momentos de cansancio en los que la única solución que se puede vislumbrar es pagarle a alguien más para que haga este trabajo tan pesado. Pero después, ya en calma y con la mente fría, me doy cuenta de que sólo fue un valle. En esta historia hay valles, pero hay muchas más cimas.

Curiosamente "enseñar" no ha sido lo más difícil. Lo más difícil, en mi experiencia, es repartir mi tiempo entre los niños y el hogar. Mi Princesa Descalza se come todo lo que encuentra: crayones, papel, plastilina, insectos, piedras... no es todavía una alumna oficial, pero sí requiere la misma cantidad de atención que su hermano. Mi McQueen pasa la mayor parte del día pidiéndome yoghurt, jugo, cereal, galletas, fruta... sus trabajos por lo general van acompañados de algún resto de comida (y es delgado a pesar de todo). Entre los dos tienen la casa hecha un desastre, y yo no soporto ver las cosas fuera de lugar, o los pisos manchados... los trastes sucios puedo tolerarlos, pero no cuando rebasan la altura de la tarja (que es la mayor parte del tiempo). Aunque tenemos una señora que viene a hacer la limpieza dos veces por semana, yo paso demasiado tiempo arreglando nuestro pequeño hogar.

A mi Princesa Descalza le ha dado por hacer berrinches al instante que no se cumple lo que ella quiere, es mucho más rebelde de lo que era su hermano a esa edad. A McQueen le ha dado por hacer un drama de todo, la primera reacción es siempre el llanto. Falso pero escandaloso llanto.

Princesa Descalza está llena de energía, camina, sube y baja, horas y horas sin parar. Me quedo sin aliento de estar bajándola de las escaleras o de los muebles, y ella continúa sin jadear. McQueen habla y habla y habla. No existe alguien que hable tanto como él. Describe todo lo que está haciendo o pensando o lo que quiere tener o lo que le gustaría estar haciendo... a veces es demasiado para mí. Hay días que a las 7:00 pm yo sólo quiero que se quede callado una hora más y se vaya a dormir. Se vale soñar.

Así que entre mantener una casa ordenada, cuidar niños y educarlos siento que estoy perdiendo un tornillo, un precio justo ¿no?

Es importante detectar lo que está desgastando nuestra educación en el hogar. Me he dado cuenta de que me he relajado en la rutina y necesito establecer de nuevo un horario para despertar e iniciar mis actividades mucho antes de que los niños despierten. Necesito también definir los horarios en los que se desayunará en esta casa, el horario del almuerzo y de "bocadillos" como los llama McQueen. Si comen todo el día, es obvio que ensuciarán todo el día y en consecuencia, limpiaré TODO el día.

Los obstáculos o desaciertos en el Homeschool, como en la vida, sirven para analizar nuestras fallas e implementar soluciones. Y me doy cuenta de que ya hablo como mi marido.

1 comentario:

  1. Es muy importante la seriedad tanto en la educación de los hijos como en la de nosotros mismos. Confieso, en estas dos ultimas semanas yo también me he sentido muy cansado, ahorita soy las 6:55 am, se suponía que debía tener leído para ahorita 4 casos (2 ayer y 2 hoy). Solo leí uno de 3 paginas, y he hecho el resumen correspondiente. De igual forma, le pido mucho a Dios me ilumine y me de las fuerzas para seguirme motivando en esta odisea, que decidimos juntos empezar. No es fácil, y apenas voy en la 2da de 22 partes (meses).

    Por las noches igual que tu me siento muy cansado, y lo único que quiero es dormir, o hacer "nada", diría Ruben Urtuzuastegui.

    Creo que debemos seguir juntos con este propósito que nos planteamos hace ya algunos meses, y ofrecer esto en su sentido mas amplio de apostolado, porque sabemos que la Educación en Casa es lo mejor: Y a la par inicio con el Ipade, así que es doble esfuerzo para ambos, pero no debemos rendirnos.

    El Home School, no es de 2, sino de 5. Dios también nos acompaña en esta misión. Los horarios debemos cumplirlos, porque son hábitos muy buenos que vamos enseñando a nuestros hijos, y ellos los irán adquiriendo poco a poco.

    Cuenta con mi apoyo amor. Te amo

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